Con el objeto de abastecer la creciente demanda de pescados y mariscos debido al estancamiento o decrecimiento de las capturas de pescados y mariscos silvestres ante la creciente población mundial y el creciente consumo de pescados y mariscos per cápita. En México, la acuicultura nace como una actividad complementaria de apoyo social a las comunidades rurales, con lo cual se pretendía incrementar el consumo de proteína animal y mejorar así los niveles nutricionales de la población (Juárez-Palacios, 1987).
Aunque esta actividad se ha diversificado más hacia peces dulce acuícolas también se lleva a cabo en especies marinas, ya que la piscicultura marina en México como en otros países, es una alternativa tecnológicamente viable ante la creciente demanda de alimentos de origen proteico para el consumo generalizado de la población humana (En México la piscicultura Marina se inicia a finales de la década de los 80, cuando se realizan los estudios para la engorda del pámpano (Trachinotus paitiensis) en jaulas flotantes en Baja California Sur. A partir de 1989 la piscicultura marina empezó a desarrollarse de manera experimental, iniciándose básicamente con los estudios biológico-reproductivos de especies de alto valor comercial como la cabrilla, pargo, róbalo, huachinango, corvina, pámpano, totoaba y lenguado (Avilés, 2000).
Desde sus inicios, la acuicultura ha trascendido por diferentes etapas de desarrollo y ha seguido tres vertientes principales, la acuicultura de fomento o la práctica de la actividad en pequeños cuerpos de agua y unidades de producción principalmente para autoconsumo y destinadas al cultivo de diferentes especies de tilapia y carpa; las pesquerías acuiculturales derivadas de la siembra sistemática en embalses de medianas y grandes dimensiones principalmente de carpa, tilapia, bagre y lobina, así como en las derivadas del manejo de existencias silvestres de crías de peces, postlarvas de langostino, ajolotes y similares; y los sistemas controlados principalmente de camarón, mojarra, trucha, atún, ostión y bagre practicada con fines de comercialización y demandas de grandes inversiones (Ramírez-Martínez y Sánchez, 1998).
Para el desarrollo de una acuicultura sostenible y el mantenimiento de buenas tasas de conversión, crecimiento y sobrevivencia hacia rendimientos económicamente positivos deberán incorporar sistemas y tecnologías con mejores y más sofisticados sistemas de producción incluyendo el uso de vitamínicos y enriquecedores. Esto ayudará al acuicultor de peces, moluscos y crustáceos mantener la salud de sus organismos Equipos de filtración, aireación, desinfección, recirculación, bombeo, alimentación y análisis así como el uso de probióticos y prebióticos son factores que pueden generar mejoras de producción de los organismos en cultivo evitando o combatiendo enfermedades.
La acuicultura es ahora reconocida por los gobiernos de los países y organizaciones internacionales como la FAO (Fisheries and Agriculture Organization de las Naciones Unidas) como la única estrategia que permitirá abastecer la creciente demanda mundial de pescados y mariscos. En México, la CONAPESCA (Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca) reportó en Agosto de 2016 que el consumo per cápita anual de pescados y mariscos alcanzó 12 kilos y la acuicultura ha crecido 13%, por encima del crecimiento del 6% internacionalmente. Se estima que para el año 2030 la producción acuícola mundial deberá incrementar en 40 millones de toneladas para abastecer la demanda mundial.
El cumplimiento de normas ambientales es tan importante como la implementación de sistemas de certificación de los productos de la acuicultura ya que cada vez más los mercados demandan mayor calidad, incluyendo aspectos relacionados con la salud pública, la trazabilidad o prácticas sociales y medioambientales más responsables. En el periodo de 2007 a julio de 2012 con una inversión de 97 millones de pesos se firmaron 51 convenios para el desarrollo y diversificación de las tecnologías y especies para su uso en pesca y acuacultura, con énfasis en la maricultura.
Las vertientes principales incluyen: producción de crías, juveniles y semillas; adaptación de tecnologías para engorda y el mejoramiento genético; producción de alimentos balanceados específicos para cultivos marinos y, diversificación de los procesos de producción de organismos acuáticos y subproductos. Cabe mencionar que, las principales especies objetivo son: el lenguado de california, totoaba, cabrilla sardinera, jurel, botete y pargo, crustáceos, moluscos y otros invertebrados marinos como camarón, abulón, almeja generosa, pulpo y pepino de mar, así como peces de agua dulce, particularmente bagre, carpa, tilapia y trucha. (SAGARPA, 2012)
El desarrollo interior de la acuicultura en México dependerá del éxito en la aplicación de tecnologías eficientes así como en procesos innovativos, de modernización y reconversión. Aunque en fechas recientes se han realizado numerosos proyectos por parte de instituciones académicas con el objetivo de desarrollar tecnologías para el cultivo de especies nativas, aún subsiste la imperiosa necesidad de establecer un mecanismo de coordinación nacional que se beneficie de la capacidad disponible en materia de investigación y de infraestructura, de tal forma que se obtengan resultados contundentes en el desarrollo de tecnologías para el cultivo de especies nativas.