Prensa Agrotime: El sector agroalimentario ha experimentado en los últimos tiempos avances innovadores en la transformación de materias primas con el fin de diversificar el mercado ofreciendo novedosas alternativas en cuanto a productos y procesos de producción, sin embargo en la industria de la carne no se había presentado hasta ahora un método productivo y presentación diferente a lo tradicionalmente conocido, tal es el caso de la llamada “carne de laboratorio”.
En este sentido el pasado año 2013, el científico Mark Post dio a conocer la primera hamburguesa de laboratorio. Luego de obtener la carne a través de la muerte de una vaca, Post y su equipo tomaron células de ese animal y las empezaron a «cultivar»; es decir, mediante el uso de tecnología especializada y un caldo de nutrientes, lograron hacer que estos diminutos elementos se multiplicaran hasta formar tejido muscular y, finalmente, carne.
Ahora bien lograr crecer células en un laboratorio no es ningún misterio para los expertos. Millones de investigadores utilizan esta técnica para comprobar el efecto de fármacos, estudiar el impacto tóxico de multitud de substancias así como para entender mejor cómo actúan los genes o el metabolismo celular.
Ya en el 2002 la NASA cultivó células de carpa dorada in vitro como potencial fuente alimenticia para los astronautas. Un año más tarde el “bio-cientifico” holandés Oron Catts consiguió crecer células de rana y las sirvió en un banquete en Francia. Pero no sería hasta el año 2013 tal y como ya se había comentado cuando llegaría la famosa hamburguesa desarrollada por la universidad de Maastricht en Holanda que fue consumida en una multitudinaria conferencia de prensa en Londres.
Desde entonces otras compañías y emprendedores han presentado muestras de productos con características similares: albóndigas y nuggets de pollo son los ejemplos más conocidos.
Just’ es una compañía creada por Josh Back y Joshua Tetrick, que tiene como propósito diseñar alimentos sanos, sin maltratar animales. “Hacemos cosas como huevos, helados o mantequilla con plantas; y hacemos carne con carne. Simplemente, no necesitas matar al animal”, dice Tetrick, el CEO de la empresa.
Su meta principal es promover el consumo de estos alimentos diseñados en laboratorio, para erradicar la matanza de animales. Su proyecto más reciente, se llama ‘carne celular’, y consiste en elaborar carne de pollo, partiendo del ADN de una de sus plumas.Se necesitan aproximadamente dos días para que la carne sea apta para el consumo. Se utiliza una proteína que estimula la multiplicación de las células y un medio de cultivo para alimentar la carne que se desarrolla.
Pero ¿Qué pasara con las granjas tradicionales? Con el posible auge de este tipo de producto.
Por el momento, producir carne sintética es extraordinariamente caro. Medio kilo cuesta unos 9.000 dólares. Por ejemplo una empresa apoyada y financiada por la aceleradora SOS Venture, calcula que cuando mejoren el método de producción el costo se reducirá a 5 dólares, el precio con el que saldrá al mercado para el gran público entonces en el aspecto económico podría mejorarse para un futuro hasta ahora desconocido en tiempo por lo que la producción de carne como lo hemos conocido hasta ahora se mantiene y mantendrá.
En otro orden de idea otro aspecto que quizás podría determinar el éxito de estas “carnes de laboratorio” es su características organolépticas y nutricionales es decir ¿reemplaza en su totalidad en cuanto a sabor y textura a las carnes tradicionales? ¿Cuál es la receptividad del público en consumir este tipo de producto? Al menos hasta ahora en la presentación realizada en el 2013 de la famosa “hamburguesa de laboratorio” los comensales reportarían un sabor y textura aceptable, así mismo los controles de calidad de la empresa “Just” señalan que su carce celular luce y sabe, exactamente igual que el pollo tradicional, sin embargo no es bien visto por gran parte del colectivo como es natural que pase ante algo que es desconocido, pero sin duda le tocará a las empresas desarrolladoras de estos proyectos convencer en todos los aspectos sobre este producto que aseguran entre otras cosas mantener la misma carga nutricional que las carnes convencionales.
Por otro lado a pesar de no tener mayores detalles en cuanto a su conformación, hay quienes apoyan la idea solo con el fin de no depender de la matanza de un gran numero de animales de granja cuya cifra está en constante aumento ante la creciente población mundial a su vez todo los recursos involucrados en su producción en cuanto a territorio, agua e insumos entre otros se disminuiría drásticamente por lo que esta alternativa se gana el corazón de ambientalista y conservadores. Por el momento, este tipo de carne no está disponible en el mercado, pero se está investigando en varios países, entre ellos EEUU, Israel, Países Bajos y Japón. Lo que se ha conseguido hasta la fecha es desarrollar productos cárnicos como hamburguesas o nuggets de pollo. Para que la ciencia consiga crear el típico filete de ternera se necesitan más avances.