Prensa Agrotime: La tecnología y sus constantes innovaciones han resultado todo un fenómeno en la vida actual desde hace ya varios años ofreciendo herramientas que aportan múltiples beneficios en distintos ámbitos, en este sentido en el sector agropecuario no ha sido la excepción, ya se había implementado por ejemplo las agroindustrias facilitando los procesos de transformación de muchas materias primas que en el pasado solo era posible hacerlo de forma artesanal, sin embargo la tecnología como herramienta no había tenido presencia en el campo como se está evidenciando en tiempos recientes logrando producciones con altos rendimientos.
La tecnología es una de las claves de supervivencia de la agricultura en el futuro. Drones, sensores aéreos y terrestres, maquinaria guiada por GPS y cámaras de suelo son los nuevos huéspedes de un paisaje rural que se enfrenta a grandes desafíos. Entre ellos, alimentar a una población mundial en permanente crecimiento, en este sentido la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) calcula que en 2050 habrá más de 2.000 millones de habitantes más en el planeta al mismo tiempo en que cada vez es menos la superficie cultivable.
En tal sentido ante la alta demanda de alimento comentado, la agricultura se ha tenido que reinventarse y orientarse a una actividad más consiente de los recursos disponible, por lo que surgió la “agricultura de Precisión” el cual es el conjunto de tecnologías que se aplican al trabajo en el campo como satélites, sensores, imágenes y datos geográficos, que reúnen la información necesaria para entender las variaciones del suelo y los cultivos. Gracias a la agricultura de precisión los productores pueden tomar decisiones más eficientes sobre las semillas que van a plantar, el campo donde van a sembrar, e incluso son capaces de predecir el rendimiento de la cosecha, lo que hace mucho más preciso el trabajo.
Para conocer todas estas variables la agricultura de precisión evalúa el suelo que se va a cultivar, mediante GPS y diferentes sensores se mide la composición del sustrato del terreno, su calidad y se elabora un mapa agropedológico, que aporta los datos necesarios para saber qué cantidad de agua necesita el cultivo, cuánto nitrógeno debe emplearse para fertilizar ó si la plantación tiene enfermedades que deban ser tratadas. A lo largo del mundo ya existen varias experiencias piloto que aplican la agricultura de precisión, es por ello que gracias a estas técnicas los cultivadores han logrado conocer en profundidad todas las necesidades de sus explotaciones, lo que les da una serie de datos fundamentales a la hora de tomar la mejor decisión para actuar sobre determinados factores que en otras circunstancias, harían que la producción fuera tarea difícil.
Además de las nuevas tecnologías informáticas, la agricultura inteligente cuenta también con otra herramienta: la fitogenética. Desde los inicios de la agricultura los cultivos han sido mejorados mediante la selección de aquellas plantas con mejores propiedades agronómicas, mayor resistencia a las variaciones del clima, plagas y enfermedades. Esta mejora se ha realizado independientemente en diferentes zonas geográficas propiciando la diversificación de variedades con cualidades y requerimientos adaptados a distintos ambientes, por lo tanto disponer de una amplia despensa de recursos genéticos permite escoger aquellas variedades que mejor se ajusten a las condiciones de cada temporada. Ante previsiones de épocas de sequía, por ejemplo, es preferible cultivar variedades que toleren mejor el estrés hídrico a tener que realizar mayores aportes de agua por mencionar un ejemplo, es decir que si los recursos genéticos disponibles no son suficientes es necesario recurrir a la mejora para obtenerlas nuevas variedades capaces de hacer frente a estos estreses abióticos y bióticos.
Sin duda las nuevas tecnologías que se complementan con las tareas en el campo generan datos e información que el productor utiliza para tomar mejores decisiones. Una de las mayores ventajas de utilizar la tecnología en la agricultura es la posibilidad de desarrollar prácticas agrícolas más verdes. Aplicar la tecnología al campo tiene un efecto en términos de eficiencia medioambiental. Si la ayuda técnica aporta una información completa sobre la parcela y el cultivo combinados por especies botánicas mejoradas y adaptados a elementos no controlables como el clima, el agricultor podrá preservar recursos y no desperdiciarlos. Se evita el agotamiento de la tierra y se cuida mejor.
A la vista de todas estas ventajas, cada vez son más las pequeñas y medianas explotaciones que siguen incorporando a su rutina los avances en tecnología agraria. Se podría decir que es casi imprescindible contar con ella. Y toda esta tecnología, en la que se incluyen las herramientas de gestión, ayuda a organizar y sacar el máximo provecho de las unidades de producción. La agricultura de precisión mejora los procesos del campo y los hace cada vez más precisos y eficientes.